jueves, 15 de septiembre de 2011

EL DUENDE

Arriba, un cielo gris perla, nubes nacaradas y luna de plata.
En la hacienda, cerco de alambre, estacas de ovo y muchos ganados.
En las diseminadas casitas sueñan, dormidos y despiertos sueñan. Siempre sueñan
Don Eloy, sentado en su petate, fuma. Quiere saborear el tabaco
Quiere matar las penas. Quiere espantar a los jejenes.
Los caballos relinchan Posiblemente los jejenes les están molestando; estos abundan en las noches de luna.
Los caballos trotan. No ha de ser por los jejenes. Horas antes, don Eloy se levanto e hizo una fogata para ahuyentarlos.
Los caballos corren desbocados. No, no es por los jejenes.
Los caballos están asustados.
Don Eloy vuelve a levantarse. Atisba por una reja. Es difícil distinguir al jinete. . .
Un caballo blanco pasa velos. Sus crines son las riendas de donde se sujeta un hombrecillo de enorme sombrero  El duende
En los potreros, un grupo de peones mira con respetos las trenzadas crines del los caballos. ! Es el peinado que les hace el duende.
En los espíritus reina la intranquilidad. Cada quien teme por las mujeres que están a su cuidado.
_  ha llegaos el duende.
_vea ve, ahora no vamos a vivir en paz.
_ Las mujeres van a tener que anda tuca
_todas van a queda cabeza de tuza
_Allá la pelona
_eso es para las cholas
_yo no me corto
¿Y vos mariana?
_ni a pelos me corto
¿No tienes miedo al duende?
¿Miedo?! Terror
_entonces mujer córtate el pelo
_váyanse al diablo  ustedes tienen envidia de mis trenzas ¡
_ te vas arrepentir  de ser necia
¿Quién asegura que el duende se va enamorar de yo?
_déjenla, a la gente necia siempre le mal

Y él se enamoro  de mariana. Le lanza piedrecitas y mariana no lo ve.
Una braza cae en la paja y empieza el incendio. Llegan los vecinos, apagan las llamas y al duende no lo ven.
Don Eloy está furioso, todas las noches  el duende le da serenata y mariana se niega a cortarse el pelo.
Una pedrada rompe la frente de doña Remolda. Al  ver a su mujer sangrando, don Eloy pierde la paciencia. Coge  a mariana por las trenzas y de un machetazo se las vuela. ! Ahora si va a la liberarse del duende ¡
A la noche, las serenatas. Y el duende no  lo ven.
Al día siguiente, las piedras. Y al duende no lo ven.
Don Eloy decide irse a otro lugar. Va donde el patrón y cobra el jornal.
Don Eloy decide irse a lugar. Habla con su esposa y con su hija.
Don Eloy decide irse a otro lugar. Empuja la canoa y emprende el viaje.
En la orilla ranchos de guadua  y cede. Caballos, vacas y gallinas.
Mangos, naranjos y ovos.
En la canoa, don Eloy,-cholo  fuerte y elástico -, doña remolda, gruesa y arrugada; mariana, joven y bonita.
La canoa va alejándose de la orilla. Don Eloy empieza a numerar las cosas que piensa hacer. Ellos tienen un petate grande y nuevo.
A mariana le han tejido en peta tito y van a tejerle una petaca para que guarde la ropa. Un recuerdo trae a otro. Es así como don Eloy interroga:
-¿Mujer, embarcaste el patatita?
-yo lo embarque-responde una vos menudita.
La familia se lleva un gran susto. Hasta ese momento creían haberse librado del duende y resulta viajando en su compañía.
Jesús en gloria no tenga. Si esta visión viene aquí.
Para donde vamos a dar
Don Eloy enrumba la canoa al punto de partida.
Mariana baila, mariana canta, mariana ríe.
Don Eloy zapatea, don Eloy grita, don Eloy bebe.
Doña remolda es una balandra balanceándose al ritmo de la marimba.
La marimba toca una ¨´canoera¨´
Don Eloy es un gallo fino haciendo la rueda
Mariana  es mariana, no tiene igual.
Un espejo de obsidiana es el piso de pambil, marina majestuosa se desliza en el.
El bunde se impone, el bunde triunfa en los pies de mariana.
Canta el cununo, grita la guasa, suena la marimba y el versa se va:

Que es lo que reverbera
El tumbo de la mar
Oigan como suena
El tumbo del mar
Y como revolotea
El tumbo de la mar
Atienda como suena
El tumbo del mar
Mariana despide por todos los poros la alegría de vivir.